Andrés Isaac Santana lo cuenta en su muro de Facebook.
Os dejo el texto y alguna imagen y un vídeo de la serie Politics Glitch.
En un gesto de declarada torpeza pregunté al artista David Heras Verde sí tenía web. Éste, por no insultarme que era lo suyo, respondió “Andrés, claro”. De seguido, señaló el link antes ignorado por mí. No obstante, y considerando que su respuesta tardó no más de 8 minutos, me aventuré a responder yo mismo a tan absurda pregunta. En efecto, no sólo “descubro” que tiene su página, sino, lo mejor todo, que es muy cómodo el tránsito por ella ¿Pero cuál fue mi sorpresa entonces? Sin duda, el hallazgo de una propuesta que, con independencia de sus alcances y de sus alardes (no goza de ellos, me refiero a estos últimos), resulta en extremo congruente, lo que por extensión le agasaja las virtudes de lo convincente. Hasta hoy había creído que David era solo un pintor abstracto cuyas superficies me seducían, unas más y otras menos. Pero no, no es de simple el tema. Reconozco que me equivoqué en esa apreciación toda vez que mi juicio estuvo sujeto solo, y únicamente, el régimen de la apariencia.
Y no quiero decir con ello que no sea un pintor; lo es, sin duda. Pero más que eso es un articulador de lenguaje y de artificios, una suerte de dandy de las zonas intersticiales en las que los lenguajes se cruzan para orquestar un coro polifónico donde abstracción, tecnología y política comulgan en el mismo espacio pre-figurador de sentidos.
En muchas de sus series se advierte un elemento o señal que se activa en tanto que mecanismo conector entre todas: la conversión de la superficie en un sitio dialógico. De hecho, las nociones o derivas del palimpsesto se actualizan con “gracia” y “eficacia” en el corpus de toda la obra. Así, las piezas adquieren un estatus narrativo que subvierte el mero regodeo en lo formal para realizar lances al ámbito de lo lingüístico.
De todas ellas, una serie en particular me llama poderosamente la atención: Politics Glitch. Una especie de collage enfático con advertencias travestis en la formalización última de las imágenes. Cruces y montajes sucesivos que generan, de facto, una ambigüedad poco menos que seductora e interrogante.
Sobre esta, señala el propio David “Un glitch en el ámbito de la informática o los videojuegos es un error que, al no afectar negativamente al rendimiento, jugabilidad o estabilidad del programa o juego en cuestión, no puede considerarse un bug, sino más bien una “característica no prevista”. Actualmente los políticos están cometiendo errores (glitch) están más cerca del sector financiero que del pueblo, que de la sociedad a la que están dando la espalda en aras de la “economía” dejando de hacer política, que no hay que olvidar que entre otras definiciones es la búsqueda y el ordenamiento del bien común. A estos políticos y a estos glitch se les permite seguir gobernando, dirigiendo a la sociedad a la que han dado la espalda. Con el proyecto Politics Glitch pretendo hacer ver que estos políticos son un error o un conjunto de errores y sin embargo estamos tomando una actitud absolutamente pasiva. El proyecto está compuesto de vídeo, fotografía y sonido de políticos de todas las nacionalidades y países”.Leído esto último uno comienza a comprender que David, más allá de lo pictórico, define una gramática iconográfica que resulta, si se quiere, lo suficientemente sofisticada como para reclamar una mayor atención por parte de los críticos gustosos de desviar el foco de miras hacia esas zonas más confortables del devenir artístico de esta pequeña (y entrañable) aldea.
Hoy, qué duda cabe, he tenido un día de una intensidad y productividad innegables. Ello justifica que a estas horas quede de mí lo que en la isla solíamos llamar “el casco y la mala idea”. Me descubro agotado al tiempo que ansioso por saber que no sé nada, que todo y mucho se me escapa, se fuga, se exilia de mí y de mi umbral de lo humanamente abarcable y comprensible. Pero algo, entretanto, me consuela. Y es saber que, como gustaba subrayar Luis Cardoza y Aragón, “las predicciones de una época son las repugnancias de la siguiente”.
Andrés Isaac Santana (Matanzas, Cuba 1973, actualmente trabaja y reside en Madrid). Crítico, ensayista e investigador de arte visuales.